PALACIO NACIONAL DE MAFRA. PALACIO, CONVENTO, HOSPITAL Y BASÍLICA.

Hay tanto que disfrutar en la zona de Lisboa que a lo mejor no te da tiempo de ver el Palacio Nacional de Mafra. A Sintra puedes llegar en tren pero a Mafra tienes que ir por carretera, a pesar de que exista una estación ferroviaria con el nombre de Mafra que queda donde Cristo dio las tres voces. Lo mejor es dedicar un día a visitar Mafra y Ericeira, que quedan en la misma ruta. 
La visita del Palacio Nacional merece la pena para los seis euros que cuesta. Lo curioso es que cuando compras la entrada te dicen que es de recorrido libre y luego descubres que a ciertas horas hay visitas guiadas sin concretar en qué idioma. Ni audioguías ni nada por el estilo; tú mismo vas recorriendo el enorme edificio y leyendo lo que te apetezca. Normalmente ya te lleva una hora larga hacer el recorrido sin mucho detalle, o sea que con profundidad la cosa sería hasta pesada, dadas las colosales dimensiones del edificio. Te dicen que el edificio es barroco, pero yo lo encuentro más bien neoclásico. 

Lo bueno es que no se trata del típico palacio real con dormitorios, cuadros y tapetes; además hay una zona conventual donde se se ven las celdas de los monjes, con una parte dedicada a hospital y farmacia, de gran atractivo e interés. Lo de la basílica está bien, pero lo que más impresiona es la fabulosa biblioteca, que arranca aplausos a los visitantes.

Hay más de 4.500 puertas y ventanas en este monumento nacional que puedes ver de modo panorámico en este enlace.

La población de Mafra está poco o nada orientada al turismo, con lo que se puede aprovechar para comer dignamente a buenos precios en los restaurantes locales.

Por cierto que la autopista de peaje que pasa por Mafra y termina en Ericeira resulta conveniente por precio ya que ataja una burrada.

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