AL LADO DE LISBOA EL FUTURO YA ES PASADO
Ahí lo tienen. Un vehículo con aspecto futurista que no es ni mucho menos de levitación magnética. Se trata de un sistema de transporte aparentemente muy moderno pero que ya no está operativo. Sí funcionó desde 2004 hasta 2015 en un tramo de poco más de un kilómetro, uniendo la estación ferroviaria de Paço de Arcos (entre Lisboa y Cascais) con un centro comercial llamado Forum Oeiras. Por lo visto el alcalde del municipio estuvo en Australia y le encantó este sistema de transporte por lo que decidió importarlo. Ni el australiano ni el portugués funcionan ya, mientras que el de las antípodas ya está desmantelado y el de Oeiras podría tener una segunda oportunidad, puesto que desinstalarlo completamente cuesta una fortuna. No era un monorrail sino que circulaba por vía ferroviaria, sin maquinista y de modo automático. Ahora creo que sería mejor dedicar unos minutos a ver el video antes de más explicaciones.
La idea no era del todo mala pero se quedó a medias. La venta de billetes no cubría los gastos de explotación y su extensión hasta Cacem nunca se realizó. Pagar algo más de un euro por un viaje tan breve no parecía especialmente atractivo para los usuarios y el sistema de tarifas no estaba integrado con el resto de transportes. Ojo porque la unión entre Paço de Arcos y Cacem sería la conexión entre las dos líneas de cercanías más importantes de Lisboa.
Obviamente hubo quejas por el brutal impacto visual de la obra; hay que tener en cuenta que los trenes pasaban muy cerca de las ventanas de los edificios previamente construidos. Otro inconveniente para el futuro es que las unidades tenían capacidad para 40 personas pero solo ocho asientos, lo que sería incómodo para viajes de media hora.
Si hubiera estado más cerca de la capital, hasta habría sido un atractivo turístico, pero no parece que los visitantes de Lisboa hayan considerado esta atracción en su agenda, con todo lo que hay que ver y hacer junto al Tajo. Incluso se ha considerado la opción de convertir la infraestructura existente en ruta peatonal. El caso es que de momento no se va a desmantelar.
La idea no era del todo mala pero se quedó a medias. La venta de billetes no cubría los gastos de explotación y su extensión hasta Cacem nunca se realizó. Pagar algo más de un euro por un viaje tan breve no parecía especialmente atractivo para los usuarios y el sistema de tarifas no estaba integrado con el resto de transportes. Ojo porque la unión entre Paço de Arcos y Cacem sería la conexión entre las dos líneas de cercanías más importantes de Lisboa.
Obviamente hubo quejas por el brutal impacto visual de la obra; hay que tener en cuenta que los trenes pasaban muy cerca de las ventanas de los edificios previamente construidos. Otro inconveniente para el futuro es que las unidades tenían capacidad para 40 personas pero solo ocho asientos, lo que sería incómodo para viajes de media hora.
Si hubiera estado más cerca de la capital, hasta habría sido un atractivo turístico, pero no parece que los visitantes de Lisboa hayan considerado esta atracción en su agenda, con todo lo que hay que ver y hacer junto al Tajo. Incluso se ha considerado la opción de convertir la infraestructura existente en ruta peatonal. El caso es que de momento no se va a desmantelar.